NUESTROS ARTESANOS Y SUS TÉCNICAS ANCESTRALES.
RUANAS Y MANTAS
Las FAMILIAS DE ARTESANOS que producen las mantas y ruanas habitan en El Colte un pequeño paraje situado en el Alto Valle Calchaquí, cerca del pintoresco pueblo salteño de Seclantás en la Provincia de Salta, Argentina.
Este pueblo mágico, asentado junto a las márgenes del río Calchaquí y a pocos metros de la Ruta Nacional 40, es reconocido como cuna de artesanos teleros, guardianes de un oficio transmitido de generación en generación.
Marcela y su familia viven en una casa sencilla y encantadora, con una fresca galería de techos de caña recubiertos de barro colorado. Bajo el intenso sol salteño y al reparo de la galería, los telares horizontales criollos ocupan un lugar especial: allí se tejen con dedicación ruanas y mantas que llevan su sello único.
Conocí a Marcela durante una visita al camino de los artesanos. Desde el primer momento, nos conectamos. Ella me mostró su telar y me explicó con pasión las técnicas que utiliza para superar los desafíos del tejido, desde la urdimbre hasta el tramado. Su familia comparte este amor por la tradición y trabaja a su lado mientras Marcela lidera el oficio con espíritu emprendedor.
Tejen en telar con lana de oveja merino en sus colores naturales y a veces la tiñen con plantas autóctonas del valle y sus frutos. Con la cascara de nuez de los nogales de la zona obtienen gamas de beige increíbles y con la jarilla consiguen variedad de tonos amarillos. Su meticulosa forma de trabajo garantiza prendas de una calidad excepcional.
Cada tejido requiere días de labor paciente. Todos los miembros de la familia participan en el proceso: desde el hilado y la preparación de la urdimbre hasta el tramado final y su lavado con las aguas del Río Calchaquí. A la par, combinan su labor artesanal con el trabajo agropecuario, cuidando animales y cultivos que sustentan su vida cotidiana.
Fotografía: gentileza de Candelaria Carbonari
LA TÉCNICA DEL TEJIDO EN TELAR HORIZONTAL.
JOSEFINA valora la técnica de tejido en telar horizontal, el cual forma parte de nuestra herencia cultural. Sus orígenes ancestrales se remontan a épocas precolombinas y aún hoy conllevan una fuerte ascendencia indígena que ha ido perfeccionándose, evolucionando en el tiempo, absorbiendo el contacto con la cultura hispana, enriqueciéndose y dando lugar al nacimiento de obras únicas, como resultado de este proceso de aculturación.
El tejido en telar (loom) se caracteriza por la presencia de dos grupos de fibras que se entrecruzan perpendicularmente, urdimbre (warp) y trama (weft). El telar es el soporte que permite el proceso del tejido manteniendo tensa la urdimbre y posibilitando que sus hilos puedan ser movidos al mismo tiempo gracias a los lizos (heddles) para facilitar el pasaje de la trama. Los hilos se disponen con un cruce que los divide en dos grupos o capas que se van separando y dejando un espacio que se llama calada, por donde se introduce la trama.
LA MATERIA PRIMA: LANA MERINO.
JOSEFINA ofrece mantas y ruanas tejidas en telar con lana merino para brindar una calidad inigualable al producto. La lana merino se calienta con el frío, refresca con el calor, es supersuave y tan duradera como fácil de cuidar. Es ideal para la ropa de exterior y en una alternativa verdaderamente sostenible porque crece de forma natural y conserva los recursos, es duradera y se degrada sin dejar residuos.
Las fibras naturales de la lana merina forman una película protectora natural de grasa, que tiene un efecto repelente al agua. Además, el gran número de cámaras de aire del hilo hace que la lana merina se seque mucho más rápido que otras fibras.
Como si estas características fueran pocas, además tenemos que la oveja merina produce agentes antibacterianos para evitar que su lana sea un refugio para las bacterias. Concretamente la lana merina contiene lanolina y queratina. Estas dos ceras son altamente antibacterianas y antimicrobianas.
Fotografía: gentileza de Candelaria Carbonari.
ALFOMBRAS
Las FAMILIAS DE ARTESANOS QUE PRODUCEN NUESTRAS ALFOMBRAS habitan en Colonia Dora, un paraje tranquilo en el corazón de Santiago del Estero, Argentina. En este rincón del norte argentino, donde la tierra árida y los colores del monte se mezclan con los sonidos del viento, la tradición y la creatividad, familias de artesanos crean alfombras únicas.
Los telares se tienden bajo las escasas sombras y son el centro de una actividad que combina esfuerzo colectivo, amor por la artesanía y conexión con las raíces. Los artesanos han perfeccionado el arte de trabajar la lana de oveja, siguiendo técnicas transmitidas de generación en generación. Desde la esquila de las ovejas hasta el tejido final, cada etapa del proceso se realiza con dedicación y respeto por los materiales y el entorno.
Cada vez que los visito, no dejo de asombrarme por la gran riqueza en cultura y tradición que tienen las familias de artesanos teleros santiagueños, quienes crean productos únicos con sus manos, y nos acercan a los mitos, la música, las danzas y costumbres que conforman su legado cultural.
La meticulosidad de su trabajo comienza en la selección de la lana que a veces la tiñen con pigmentos naturales obtenidos de plantas autóctonas. Cada alfombra lleva días de trabajo donde cada miembro de la familia aporta su habilidad: desde el tendido del telar horizontal, la urdimbre, el tramado, el diseño y las terminaciones.
Indudablemente estas piezas capturan no sólo el esfuerzo de sus creadores, sino también la esencia del monte y la vida rural que los rodea. Por eso decimos que cada alfombra es más que un producto artesanal, es una historia de tradición, de unión familiar y respeto por la naturaleza, que llenará de calidez y calma cualquier espacio de tu hogar.
La Técnica del hilado y del tejido de alfombras.
Las alfombras de JOSEFINA están hechas bajo la técnica de tejido en telar “chusi”. Es un tejido que se comprime lateralmente de manera que las urdimbres cubren totalmente las tramas e impiden su visualización. Permite el tejido liso, monocromático; el listado de colores verticales y en algunos casos, la combinación con finas rayas transversales en “escalera” o “peinecillo”.
Para el hilado se utiliza un huso, en quichua: puchkana que consiste en un palo de algarrobo tallado de unos 30 cm. Sentadas, las personas que hilan comienzan tomando un copo de vellón de lana que arrollan en la muñeca izquierda, toman con la mano derecha una parte de esa lana que se empieza a estirar y esbozan una mecha. La enrollan alrededor de sus dedos índice y medio izquierdo para facilitar la tarea. La afinan con gran maestría y cuando alcanza el grosor y la longitud deseada fijan la punta del hilo en el extremo superior del huso. Lo hacen rotar con un movimiento de castañetas hecho con pulgar y medio de la mano derecha y mientras gira en el aire colgado de la hebra, se controla la torsión, se va estirando un poco más de lana y aumentando la longitud de la hebra. Cuando el largo del hilo torcido impide continuar, se suspende la tarea para enrollar en el palillo en hilo obtenido, enlazarlo y comenzar nuevamente el ciclo hasta que el huso está “cargado”. De esa manera, una y mil veces repiten la acción. Al tener dos husos completos, comienzan el retorcido. Unen dos hilos simples y los rotan para el lado contrario del que han sido torcidos en la primera etapa.
CESTERIA
LAS FAMILIAS DE ARTESANOS EN CESTERÍA.
En la localidad de Termas de Río Hondo, Santiago del Estero, Argentina, residen artesanos en cestería que personifican la esencia de una región definida por la tradición, el esfuerzo y la creatividad.
En ese rincón del norte argentino se respeta la naturaleza y las tradiciones ancestrales. Además de sus aguas curativas, se la conoce porque su gente domina el arte de trabajar con materiales autóctonos como la paja y el junco, elementos que crecen cerca del río Dulce y que los habitantes han utilizado durante generaciones para crear piezas funcionales y decorativas.
Muchos artesanos explican que el oficio de tejer cestos es un legado que sus familias han preservado por generaciones. Cuentan que aprendieron de su madre o su padre solamente con mirar y estar a su lado. Saben cómo recolectar cuidadosamente los juncos, como secarlos al sol y siempre respetando el entorno que les provee su materia prima. Mientras algunos miembros de la familia tejen con destreza admirable, otros ayudan en diseños más grandes o preparan las fibras. Familias enteras se dedican a esta actividad que orgullosamente les procura una vida digna.
La cestería como técnica combina urdimbre y trama, produce superficies planas y tridimensionales utilizando como materia prima fibras de origen vegetal. En algunos casos, por su complejidad llevan varios días de elaboración. Se tejen con paja criolla (cortadera) espartillo (paja chuza) , luego se utiliza el junquillo para cocer y la chala del maíz seca para atar. La chala se tiñe con colorantes y a veces utilizando quebracho, la retama, la cúrcuma para dibujar en la trama de fibras vegetales.
El arte en cestería trasciende a las personas artesanas, les da identidad y conserva una práctica milenaria que se remonta a las primeras poblaciones indígenas del Noroeste Argentino. La vida de las personas, los materiales que utilizan, las técnicas, los aprendizajes y las tradiciones quedan reflejados en la creación de cada pieza y sintetizan la cultura de la comunidad que los rodea.
Cada producto es obra de una creación con mucho significado donde podemos apreciar la identidad de una comunidad marcada por la calidez de su gente y el amor por lo hecho a mano. JOSEFINA comparte esta experiencia en cada producto de cestería que ofrece.
PAÑUELOS Y FULARDS
Diana Fernandez es una maestra tintorera que domina las técnicas de impresión botánica y teñido natural. Con sensibilidad y amor por la naturaleza, Diana captura los colores ocultos en hojas, tallos, raíces y cortezas, transformándolos en piezas vivas y auténticas.
Inspirada por las estaciones y su inagotable curiosidad botánica, cada pañuelo refleja la belleza de las plantas y el arte de lo artesanal. Más que un accesorio, cada producto teñido con esta técnica es un tributo al color y la magia de la naturaleza.
A diferencia de los tintes químicos convencionales, los tintes naturales se obtienen a partir de fuentes renovables, como plantas, flores, raíces y frutos. Este saber y técnica ha resurgido debido a su baja toxicidad y su capacidad para reducir la huella ambiental.
La gama de colores es energéticamente atractiva pues conectan con la naturaleza más profunda de las plantas: algarrobo, pecan, eucalipto, roble, castaño, marcela, raíces como la rubia y la cúrcuma, hojas del indigo, el achiote, el palo campeche y otros seres vivos como es el Dactylopius coccus o cochinilla.
Hasta la segunda mitad del siglo XIX, todos los colorantes empleados para teñir los tejidos eran de origen natural-orgánico. Con la llegada de la revolución industrial y la búsqueda de materiales sintéticos más económicos y de rápida producción, dejaron de utilizarse dando paso a los tintes sintetizados en laboratorio.
El hilo de seda en estos tejidos no está girado ni sometido a torsión. Es interesante conocer que la seda ya está hilada o ya forma un único hilo en el capullo. Es la única fibra natural que tiene esta propiedad. El hilo final se obtiene uniendo los hilos de varios capullos. La seda es un tejido ligero y prieto, de urdimbre y trama simple, textura lisa y peso variable.
Los Pañuelos de lana están confeccionados con hilos de lana merino con menos torsión de tal manera que el hilo es algo más grueso y el tejido resultante, de 70 gr/m2 más suave y voluminoso al tacto.
MUÑECAS
Mujeres tejedoras de la zona pampeana, suroeste de la Provincia de Buenos Aires dominan la técnica de tejer al crochet y logran maravillosas muñecas.
El crochet es una técnica de tejido que utiliza una aguja especial con un gancho en un extremo. Con esta aguja, se van haciendo lazadas y nudos para formar diferentes puntos y crear tejidos. Es una forma de arte que ha existido durante siglos y que ha ganado popularidad en los últimos años.
Los muñecos de crochet son una de las creaciones más populares en esta técnica pues permiten disfrutar los sentidos con diferentes texturas, colores y formas. Algunos de los puntos más comunes incluyen el punto cadena, el punto bajo, el punto medio alto y el punto alto. Cada punto tiene su propia técnica y se utiliza para crear diferentes diseños en el tejido. Por su complejidad, cada muñeca lleva varios días de elaboración.
El cuerpo es de tela de suave hilo de algodón 100% y está rellena de algodón, lana o material similar de contextura blanda y suave.
Jugar con muñecas o muñecos de trapo es, sin duda, uno de los juegos más tradicionales que, hoy en día aún prevalece pues ayuda a desarrollar ciertas habilidades imprescindibles durante el desarrollo infantil. Una muñeca de trapo es un juguete tradicional, que suele transmitir un aire nostálgico y acogedor, y son populares como regalos o decoración en habitaciones infantiles.